sábado, agosto 02, 2008






En Estocolmo me llamó mucho la atención el color rojo de muchas casas y edificios públicos, color que en Valdivia es bastante escaso. Pregunté a mi anfitrión y me dijo que el color se llamaba FALU FäRG. Luego, el especialista en color Friedrich Schmuck, me contó la historia. En la edad media, la gente comenzó a pintar sus casas con el pigmento que sacaban de una mina de cobre, con la finalidad de proteger la madera y el estuco. Este color se convirtió en ícono del pueblo sueco hasta que en el 1700 un rey sueco (no me acuerdo quién me nombró), viajó a Italia y quedó fascinado con el ocre amarillo de sus construcciones. Entonces, de vuelta en Suecia, disctó un edicto real, en que obligaba a pintar todos los edificios públicos de amarillo. Probablemente la mezcla del rojo y el amarillo haya dado esos naranjas que son también comunes en la ciudad vieja. Hoy se encuentran tanto edificios patrimoniales como poblaciones nuevas, pintadas de este precioso rojo Falun.